jueves, 12 de abril de 2012

VÚLGARA POESÍA



Jorge Euclides Prócel

El espejo del fondo del cuarto refleja el patio
repleto de putas. Hay un oscuro ambiente, risa fresca
y olores de esperma muerto. ¡He aquí
el lugar donde habita un prócel!


REVELACIÓN I

Permitidme, Señor, aceptar
La divina gusanera musical que se revela
desbaratándose ante mis ojos,
como una explosión de deseo:
tus criaturas bailando
en HECATOMBRE SODA BAR




LECCION PRIMERA

Después de haberme conocido mi Maestro me despreció:
No me tengas consideración ni miedo, si lo intentas soy terrorífico. Nadie me ha enseñado nunca,
por eso siempre bebo contra la pared mi espalda.




SEGUNDO SUEÑO

La gorda del girasol en la ventana,
el medio día luminoso
la cerveza helada: "Tuve un sueño
con esa trigueña y sus amigos,
que me la compartían".

Tuve un sueño: Yo era capitán
olvidado por su tripulación
en la tormenta.

Tuve un sueño: "La gorda
era mi madre y tú la trigueña que me sufre".




MANIFIESTO

Yo, Luno Amarga, pariente
en tercer grado equinoccial
hacia el eje de un Jorge
llamado El Prócel, digo y escribo,
entre vaso y botella, entre noticias y baladas,
que la vida es lo primero - esta es la filosofía
de la hora ciega- y por lo tanto,
decreto, inspirado por el fuego de la adrenalina
y el amor frustrado:
1.               - que ningún cuerpo sea imposible por las noches.
2.               - que la historia de la vida
sea como las cicatrices, como los besos
dejados en trasero adolescente, por lo tanto:

¡Vúlgara poesía! Sea pues, erradicada
la literatura y los dogmas
de valores que nunca nadie ha conocido
y perseguido, las primas
y las cotizaciones,
las noputas
y el silencio!


TOCADO POR EL HÁLITO

Es siempre con la tercera cerveza que mi humor se materializa.
(golpeado por el fósforo que me prende el cáncer, dije:
la sangre y el semen son hermanos
en el siglo que nos viene. Digan
algo sobre el sida, cuéntenme
de las penas soldadas
a las venas de los muertos. Comenten
del oráculo y los virus,
digan algo,
limpiando el flujo lunar y la ofrenda del cordero.

Sé -un Judío que vive en mi cuerpo
como si mi abuelo fuera-, me dijo
que el Altísimo gozaba de la sangre
tocada por el fuego, allá
en los tiempos antiguos".

Pero sólo conseguí
el aplauso de Lucyfernanda,
sentada en una mesa del rincón,
junto a las estatuas.




PERDIDO

Siempre búscala a ella,
en el centro de la pista. Mírala:
Ahí está, si quieres recrearte como Dios manda.
Podría decir su nombre en este canto,
porque bien la conozco como a mi amor,
y sé que eso la alabaría.




EL VIAJE

Me saco los lentes, porque no son necesarios en el sueño.

Permanezco vigilante de lo que haga o piense,
y no me dejo un tiempo libre para evadirme. .

Camino el sueño que yo quiero - ¡Ah, caramba,
estoy metido en los cristales,
que se queman en mis venas!.



SEGUNDA SENTENCIA

Soy un hombre libre, nada me atormenta,
nada me preocupa. No amo ni nadie me
ama.
¿Qué más puedo pedir o aspirar?,
habría dicho el viejo Miller,
pero no soy él. Por eso donde quiera que
veo
encuentro las formas de tu culo y lloro.



LA PEQUEÑA

La pequeña golpea con la cadera un tambor de calavera y canta imágenes de cuerpos desnudos bajo el agua.

Hierba y humo, sonrisa que destella,
caspa de cristal,
canguil rosado con bikini,
memoria de baladas en inglés.

Bésame, pequeña diosa, e invítame a comer tus fetos negros
con cerveza de olvido y misericordia.

INCENDIO NOCTURNO

Jorge Euclides Prócel

LA MATERIA DEL SUEÑO


I
47 años cada noche atravesé
Cordilleras y desiertos. Llegué a oasis y playas
Y lagunas. En ocasiones,
Cuando la materia del sueño
Lo permitía, tomé aguas
Que nunca me saciaron.

“No sé dónde estoy- dije-,
pero igual voy con ustedes ” persiguiendo
o adelantando el mismo sueño cada noche.

II
Fue el amor tomado
de la calle
lo que me hacía pedazos:
“Todo el mundo
come muerto”, ... me consoló mi madre.




NO FEAR

En algunos de los inframundo
Que Ciudad me ofrece
Encontré,
En Hecatombre sodabar
Un espejo con la escritura roja no fear

Y sin miedo lo he enfrentado.

                    “Porque a veces
                     yo soy otro
                    y voy conmigo ”, 
                    dijo alguien que va con Migo.




HOGUERA FRÍA

I
“Soy su escape -dice El Prócel- y yo le creo
Cuando dice que me ama.
Soy la ventana que respira sus lamentos
Y le devuelve el eco del consuelo”.
Bajo la hoguera fría
De la nostalgia Amor mata.
Y el grito escrito en los laberintos de los años Fosforece con ritmo
Y lo consume.


II
"Si tuviera otro cuerpo
-piensa El Prócel
otra historia y otro nombre, quizá
-asegura- otro sería el momento
de las decisiones. Si mi cuerpo
a otro nombre respondiese
y el amoroso monstruo del deseo
me alejase del puerto equivocado...”

Pero está cansado El Viejo Prócel
y en su cabeza gira
y gira
y gira hasta agotarse
y hacerse eterno
el cuerpo de la angustia,
quebradizo como la verdad y las razones.

EL YUNQUE EN EL AGUA

Jorge Euclides Prócel

“Y heme aquí, abandonado
de la anécdota
enfrentado tan sólo a tu palabra”
de Diálogo entre Lobo y Ella.



EL YUNQUE EN EL AGUA

Mundo sin mapa, satélite invernal,
Cruenta arena que describe la ruta
De tu cuerpo en Jambelí.
Líneas arquitectónicas, las de tu cuerpo,
Edificio sin conserjería.

Los raíles tibias de desencuentros
Señalan
Fragmentos, estelas, pulsaciones.

Ningún tripulante. Nadie señorea.

Sólo el yunque en el agua
Y el aro
Sencillo
De tu ausencia.





AQUÍ FLOTA LA ALMEJA

Aquí flota la almeja con las valvas mustias.
Le siguen restos comestibles de la memoria.
La mar, sin ti, me cerca:
Se descubre el paso de la estrella ,
Que aclara tu ruta en Jambelí.
Recuerdos ardidos que la gravedad
No lleva al fondo
Aquí se agita la brisa de tu beso
En mi garganta.
Aquí se agita.





IMAGEN DEL DESTINO

Una mujer desnuda
Vestido de espíritu inquieto y vertical
Cambia cielos por tumbas de colores.
Nadie en estas playas: Un hombre que muta,
Sufre su orgullo y se degüella.




DONDE BEBO EL DÍA

Río de tiempo:
Memoria y esperanza concurridas,
Carne que arde
Abierta al óxido del azar.
Hay una vida que me acecha,
nocuerpos que impiden mi espacio
Que se escapan
Del fango vital donde bebo el día.





CUADRO DE LA ORILLA (UN DIBUJO)

“...y heme aquí, abandonado, enfrentado tan sólo a tu palabra
Sirena de piedra con cabeza ladeada
Sobre el pecho: escritas aguas en zigzag
Fuerte.
Un hombre mira salir su soledad
Como escamas de su dentro
(¡Peligro!
-anuncia zarandeando cabellera la sirena recostada-
¡Peligro!).
El hielo de la fiebre le flora los huesos,
Bajo su sombra, sin su mapa y su bandera,
sin su “/corre profundo, caracol chamuscado, que esta sal en el aire
me ha oxidado las alas antes de llegar a X”

Arpones paréntesis
(¿en qué círculo o cuadro?)
Hipergotas sin luz ni suelo.
(¿Cuál el centrado de la aguja en la cuadrícula?) nerviosa
Cartografía, cripta sin guía
(Profunda, profundamente,
Recupero las plumas y me echo al mar.




DEL MÁRMOL QUE ME PIENSA

Pienso en el mármol que cae eterno
 O en la eterna caída del mármol que me piensa.
Sobre él las caderas de una mujer se enroscan.
Trae su propio ramo de crisantemos cultivados.
Es la imagen de la mujer que cifré y perdí,
Recuerdo que a su tiempo me sepulta.

EI JAZMÍN DULCE DE TU CUERPO

Jorge Euclides Prócel

I
En este lugar donde me invento
Aletea un beso
Que quiero tomar
Y no lo sueltas: aquí
Al filo del abismo.


II
Al filo del abismo
Todo me pertenece:
El vaho excitante de la realidad,
Tu cuerpo
Habitado por un alma infinita
Y mi espejo:
No recuerdo la caída
Pero si me levanto
Será para caer sobre tu cuerpo
 y al fin
perderme.


III
En esta orilla está grabado
Cada instante vivido.
También flamea
Con ritmo eterno
La sensualidad brutal
De las noches de lluvia
Despertando el jazmín
Dulce
De tu cuerpo.


IV
Tu sombra
Que desde siempre persigo
Ha inflamado a la mía
Y espero
Que lenta.
Llegue hasta mi cuerpo.


V
En este último vuelo
Ya nada me sorprende.
Sé que no es tuyo tu cuerpo
Que debiste tomarlo de un ángel,
De esos que
Arrepentidos de probar humano
Fueron perdonados.

        Al igual que tú soy reincidente
En esta ley de ser finitos y constantes
De perdernos en los corredores
         Y encontrarnos con la lluvia.